Tortugas marinas en extinción

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Las tortugas marinas son todo un espectáculo, pero también son guerreras resilientes que ahora mismo luchan contra amenazas variadas que pretenden destruir una sobrevivencia de más de 110 millones de años.

Y ese récord de longevidad lamentablemente no ha sido respetado por el ser humano, su más grande depredador.

Viven en todo el mundo, tienen presencia en las cálidas aguas caribeñas de Venezuela, pasando por las frías de California, Estados Unidos, el Triángulo de Coral, las aguas templadas del mediterráneo, o las profundidades del océano Indico, entre otros, porque migran miles de millas a lo largo de su existencia, desplazándose a través de las cuencas oceánicas para buscar alimento y playas de anidación para que las hembras desoven.

Se alimentan de esponjas y anémonas, algas, medusas, calamares, percebes. Pero las tortugas verdes son herbívoras y basan su dieta en algas y pastos marinos.

Son grandes luchadoras, porque la supervivencia comienza incluso cuando la madre llega a la playa para desovar sus huevos, donde depredadores terrestres esperan el momento preciso para escarbar en la arena y devorarlos en segundos.

Se calcula que apenas un 10 por ciento logra llegar a la vida adulta, porque una vez que salen del cascarón comienza una titánica travesía amenazadora por alcanzar el agua, con variadas modalidades y protagonistas de ataques: desde aves, cangrejos, pasando por hormigas salvajes y mamíferos hambrientos que se las comen a diario.

El Sea Turtle Conservancy asegura que solamente 1 de cada 10.000 huevos de tortugas, logra desarrollarse y alcanzar la vida adulta.

Se cuentan entre los más comunes depredadores perros, gatos, jabalíes, mapaches, aves, cangrejos, serpientes, chacales, lagartos y zorros, aunque varían de acuerdo a la región geográfica.

Por ejemplo, las tortugas golfinas suelen llegar a la orilla del mar para formar grandes arribadas que son detectadas por coyotes, buitres, jaguares o mapaches, capaces de hurgar en la arena para conseguir huevos y comerse a las madres.

Y ya dentro de los océanos, sus principales enemigos son las orcas, los tiburones, especialmente el tiburón tigre y cualquier especie de pez de gran tamaño, como el mero.

Pero aquellas que logran llegar a las profundidades marinas hasta hacerse adultas, van endureciendo sus características morfológicas a medida que tienen más edad y más tamaño, a fin de defenderse de sus enemigos naturales.

Dependiendo de la especie, una tortuga marina puede alcanzar los 900 kilogramos de peso y hasta 2 metros de longitud.

¿Por qué las poblaciones de tortugas marinas son mayoritariamente hembras?

El cambio climático es, sin duda alguna, una de las peores amenazas de todos los seres vivos, incluidas las tortugas marinas, que se ven afectadas especialmente. ¿Cómo?

El calor de la arena, por efecto de la insolación solar, determina el sexo de la tortuga y debido al incremento de las temperaturas se ha detectado que la mayoría nacen hembras, así que la reproducción de muchas especies se ha desplomado en algunos casos.

Y es que los nidos más fríos producen machos, mientras que las playas cálidas ayudan a la proliferación de ejemplares hembras.

Según se desprende de un estudio mencionado por National Geographic, la científica de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, Camry Allen, detectó que en las playas de Hawái, la relación de hembras vs. machos era de 116 a 1.

No obstante, las tortugas han sabido adaptarse a los cambios y la comunidad científica confía en que el apareamiento de estos reptiles también soportará los embates del cambio climático, al punto de que posiblemente este patrón sexual sea un mecanismo de respuesta.

En una sola temporada de anidación, las hembras pueden poner entre 2 a 6 nidadas de huevos, cada una entre 60 a 180 huevos que son colocadas cada dos semanas.

Principales amenazas ocasionadas por el ser humano

La contaminación de los océanos con la introducción de islas flotantes de plásticos que surcan todos los mares del planeta, el cambio climático, la pesca y el comercio ilegal de sus caparazones, sumado a los gustos gastronómicos exóticos que alimentan un tráfico ilegal creciente en Asia, Europa, África y Norteamérica, ponen en jaque la permanencia ancestral de las tortugas marinas.

Pesca y caza furtiva

La pesca es otra gran amenaza, porque las pobres tortugas pueden morir al quedar atrapadas en las redes de los pescadores.

Organizaciones como World Wild Life (WWF), en la actualidad desplieguen esfuerzos en comunidades locales, a fin de que sean protegidos los huevos de tortugas durante la anidación en las playas.

Pero lo más importante apunta hacia la sensibilidad de los pescadores artesanales, a fin de que cambien sus artes de pesca con el uso de herramientas más amigables con estos sensacionales reptiles.

A igual tiempo, se procura que las comunidades no basen su comercio en derivados de tortugas como aceites, grasas y carne, para obtener ingresos.

No obstante, cada vez es peor es el daño que produce el comercio ilegal de tortugas, una auténtica industria que pone precio al caparazón, la piel y los huevos. Hasta la carne es aprovechada para hacer sopa de tortuga, considerada afrodisíaca en culturas asiáticas, lo cual las coloca en el centro de atención de la cacería furtiva, que no tiene remordimiento alguno.

Cambio climático

El calentamiento de los mares, por efecto del cambio climático derivado de la sobreexplotación industrial de combustibles fósiles, que sigue provocando un incremento de la temperatura global del planeta, es otra causal terrible que está produciendo la destrucción del hábitat de las tortugas marinas y terrestres, aunado a desastres naturales y la proliferación de especies invasoras que las devoran, ante los desequilibrios registrados en los ecosistemas marinos.

El plástico

A pesar de que los primeros ancestros de las tortugas marinas aparecieron hace por lo menos 220 millones de años, los ejemplares actuales han evolucionado tanto que pueden surfear las olas para buscar alimentos.

Pero todo iba muy bien hasta que el plástico, un derivado del petróleo producido en masa por la industria petroquímica, inundó el planeta a partir de los años 40 del pasado siglo XX.  Los mares y océanos no se salvaron.

Diversos estudios serios de carácter científico han determinado que el 52% de las tortugas marinas de todo el planeta han comido plástico, desde una bolsa que flota en el mar, cuál si se tratara de una medusa o un alga, hasta el nano plástico que se desprende de las botellas lanzadas por manos inescrupulosas.

La confusión es tan pero tan grande en estos reptiles marinos, que por ejemplo las tortugas caguama han consumido el 17% de las veces el plástico sumergido en las aguas, mientras que en las tortugas verdes el consumo de este derivado químico del petróleo, se disparó a un escandaloso 62%.

Otra mala experiencia la viven las tortugas bebes, expuestas a la acumulación de plástico en las playas, hecho que dificulta su ingreso al mar porque se quedan enredadas entre estas trampas mortales.

El plástico al ser ingerido puede convertirse en un cuchillo que rompe los órganos internos, y las bolsas causan obstrucciones intestinales y asfixias.

En síntesis, es un arma mortal que vulnera la existencia de las tortugas marinas.

¿Cuáles son las especies de tortugas marinas en peligro de extinción?

En la actualidad, de las 7 especies de tortugas marinas identificadas, al menos 6 se encuentran en serio peligro de extinción, especialmente por culpa de las actividades desarrolladas por el hombre, dentro y fuera de los mares.

Veamos a continuación cuáles son las especies en peligro.

Tortuga Carey

Posee un pico muy similar a un ave, con una forma que les facilita llegar hasta las esponjas de mar porque logran atravesar los variados vericuetos o grietas de los arrecifes de coral, el plato predilecto de esta especie en peligro de extinción.

El caparazón tiene manera ovalada. Es un de las especies de tortugas marinas más pequeña. Mide unos 90 centímetros y puede alcanzar unos 90 kilogramos de peso.

Tortuga Verde

En estado adulto, estos hermosos ejemplares marinos son herbívoras. Por eso se aproximan con mucha frecuencia hacia las zonas de arrecife de coral, donde buscan pasto y algas marinas, haciéndose muy vulnerables.

Debajo del caparazón posee una grasa verdosa que origina su nombre. Mide alrededor de 120 centímetros y pesa más de 200 kilogramos, no siendo esto un impedimento para que se mueva felizmente en el agua.

Las crías suelen ser omnívoras.

Tortuga Láud

Es la única que no posee un caparazón duro, como sí ocurre en el resto de las especies marinas.

Tiene un caparazón óseo similar al cuero, con una capa superpuesta de tejido blando y ostenta el record de ser la más grande de todas, porque puede alcanzar un peso de casi 900 kilogramos y medir 1,60 metros.

Su color es oscuro, pero tiene manchas numerosas de color rosado o blanco. Sus aletas no tienen garras o uñas.

Tortuga Plana

También su alimentación es muy variada, porque se alimenta de cangrejos, camarones, algas marinas y muchas otras especies.

El caparazón poder ser de un tono marrón, oliva, muy verdoso.

Posee escamas prefrontales y solamente tiene una garra en sus aletas.

Las hembras adultas miden entre 95 a 130 centímetros y el peso es variable, entre 100 a 150 kilos.

Tortuga Caguama

Sus crías son omnívoras. Esto quiere decir que basan su dieta en especies animales y plantas, aunque en estado adulto prefieren consumir solamente carne de cangrejo y caracoles, porque se convierten en seres carnívoros.

Tortuga Lora

Es una carnívora por excelencia. Le encanta la carne de cangrejo. No gusta de ningún majar de la flora marina.

También se le conoce como tortuga bastarda, tortuga cotorra o Golfina.

Vive en el océano Atlántico, desde Terranova hasta Venezuela, pero también prefiere las aguas del Golfo de México.

Consume de todo, porque también es omnívora. Come pepinos de mar, medusas, peces y muchas plantas marinas.

Tortuga Boba

Conocida también con el nombre de tortuga cabezona, es una especie singular que pasa la mayor parte del tiempo sumergida en las profundidades marinas. Las hembras salen del agua solamente para desovar.

Miden más de un metro y pueden pesar 200 kilogramos.

Tiene una bellísima apariencia, con tonos amarillos, rojizos y marrones.

¿Cómo podemos ayudar a las tortugas marinas?

Jamás debemos consumir ni su carne ni sus huevos. Tampoco deben ser comprados productos de carey. Es la mejor contribución a la preservación de las tortugas marinas.

Otra gran medida radica en procurar reciclar todo el plástico que se pueda en casa.

Evitar el uso de artículos desechables de anime y plástico, para reducir la contaminación de mares y océanos, es fundamental para prolongar la existencia de todos los seres vivos.

 

Otra medida doméstica saludable consiste en evitar la compra de envases plásticos, sustituyéndolos por los de vidrio, que son reciclables y menos contaminantes si no van a parar a la basura.

Es indispensable ser responsables en la disposición de los desechos sólidos. La basura, en cualquier de sus formas, termina por contaminar los suelos y puede permear hasta llegar a los ríos, mares y océanos.

Hay que clasificar los desechos, para que sean reciclados adecuadamente. La cultura del reciclaje debe afianzarse en casa desde edades tempranas.

Eliminar por completo la utilización de bolsas plásticas de basura es una medida urgente que agradecerán las tortugas marinas. Sustituirlas por bolsas ecológicas o reusables es lo mejor, lo más plausible.

Recoger en la playa toda la basura posible, constituyendo brigadas familiares o escolares, es una medida muy importante, al igual que preservar las playas de anidación, de todo ataque externo que impida que los huevos exploten y nazcan tortugas bebes.

Exigir de los organismos responsables a nivel gubernamental del medio ambiente, medidas de protección para las especies marinas y la defensa de las costas, con la promulgación de leyes y reglamentos especiales que castiguen más severamente la caza furtiva de tortugas y el comercio ilegal de las mismas.

Apoyar a las organizaciones que velan por el medio ambiente marino y por las tortugas en peligro de extinción, es otra medida que proporciona mucha satisfacción y felicidad.

Son muchas las formas disponibles de ayudar, desde colaboraciones pequeñas en metálico, hasta acciones de integración y educación vitales para defender y proteger a las especies de tortugas marinas y otros seres vivos amenazados por culpa de la irresponsabilidad del ser humano.