El Hospital Materno Infantil activa el Código Ictus pediátrico en seis ocasiones desde 2018

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 56 segundos

La aplicación inmediata de este protocolo logra minimizar secuelas y reducir las complicaciones en los menores que padezcan un accidente cerebro vascular

El Hospital Materno Infantil cuenta, desde 2018, con un Plan de Código ictus pediátrico muy novedoso que se ha activado en seis ocasiones. La aplicación inmediata de este protocolo logra minimizar secuelas y reducir las complicaciones en los menores que padezcan un accidente cerebro vascular.

El plan de Código Ictus es un procedimiento de actuación sanitaria basado en el reconocimiento precoz de los signos y síntomas de un ictus de probable naturaleza isquémica, (disminución importante del flujo sanguíneo cerebral, de forma anormalmente brusca), lo que supone priorizar el traslado y la atención inmediata en pacientes que se puedan beneficiar de una actuación e intervención urgente. El objetivo es que el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas hasta la atención sea el mínimo posible.

Aunque este procedimiento ya está implantado en adultos en todos los centros del Hospital Regional Universitario de Málaga, los profesionales de Neuropediatría y de la Uci de Pediatría del Materno Infantil, vieron necesaria la implantación de un plan infantil por la dificultad ante la detección y actuación posterior de un caso. Por ello, en 2018 se elaboró el plan con la colaboración de neuropediatras, UCIP, urgencias y planta de hospitalización, radiología, anestesia, y neurología de adultos, que compartió su experiencia. Desde su implantación se ha activado hasta en seis ocasiones.

La neuropediatra del Hospital Materno Infantil Rocío Calvo explica que, si bien los niños son un grupo de población con menos incidencia de Ictus isquémico arterial, cada año su incidencia se mantiene constante y las secuelas en esta etapa de la vida tienen mayor repercusión a largo plazo. «Como cualquier otro procedimiento de baja incidencia en que exista poca experiencia clínica, ha de estar perfectamente protocolizado para no cometer errores de tiempo de actuación que en estos casos serian fatales».

Cuando un profesional tiene la sospecha de que un menor ha sufrido un ictus, los profesionales activan el Código Ictus infantil, que supone actuar en un lapso de tiempo de no más de 45 minutos para iniciar el proceso. Para ello es importante la coordinación de diferentes servicios y profesionales, además de la UCI pediátrica y neuropediatría, intervienen Radiología, Urgencias, Anestesia, Hematología y Neurorradiología cuya actuación juega un papel clave en casos seleccionados, y ha apoyado la implantación de este proyecto en niños desde el inicio.

Pese a que la incidencia de ictus en menores de 14 años es de entre 0,6 y 2,5 por cada 100.000, existen determinadas patologías que pueden propiciarlos, de ahí la importancia de que la atención de los niños durante su ingreso. «Puede producirse por una patología sanguínea que favorezca los trombos, en casos de niños que son portadores de válvulas protésicas cardiacas o que tengan malformaciones vasculares e, incluso, en aquellos que padezcan alguna enfermedad rara como el Moya Moya. En adultos los factores de riesgo son mucho más frecuentes ya que influye la arteriosclerosis o hipertensión», agrega la doctora Calvo.

De la brevedad de la activación de Código Ictus depende la disminución de secuelas y complicaciones posteriores. A pesar de ello, la neuropediatra explica que los niños tienen mayor capacidad de regeneración neuronal y por tanto, en algunas ocasiones la mejoría es más rápida y evidente. «Aún así es importante que nos coordinemos y seamos lo más ágiles posibles, porque la existencia de secuelas puede suponer una limitación importante para el aprendizaje y desarrollo futuro del niño», señala Rocío Calvo. Las secuelas más frecuentes son disminución de fuerza, parálisis de un hemicuerpo, incapacidad para hablar o parálisis de la musculatura de la cara, que pueden ser permanentes e invalidantes para toda la vida.

Por su parte, el intensivista pediátrico Antonio Morales, explica que en la UCIP del Materno Infantil se coordina la actuación de forma muy exhaustiva. Durante el ingreso posterior se debe vigilar al paciente tras la actuación del código ictus, solicitar las pruebas pertinentes y una monitorización neurológica continuada. Los primeros momentos tras la intervención y las medidas previas y posteriores a esta son vitales para obtener buenos resultados.

«Cuando la intervención del código ictus ha sido un éxito el paciente puede quedar sin secuelas o recuperarse casi por completo» asegura Morales, que explica la importancia de que los profesionales sepan detectar un evento como este. «Los niños pueden tener una sintomatología variada y un ictus isquémico puede simular otras entidades, debemos sospecharlo en caso de parálisis de una parte de la cara o del cuerpo o sospecharlo con diagnósticos alternativos como crisis parciales o una migraña complicada”.

Una vez el menor ha sido dado de alta, Neurología realiza un seguimiento estrecho con realización de escalas validadas que valoran secuelas y posteriormente se mantiene una supervisión anual de estos niños. Asimismo, se realiza un seguimiento multidisciplinar que incluye en esta etapa de recuperación a otros profesionales como rehabilitadores, logopedas, psicólogos o trabajadores sociales, todos fundamentales para la atención integral al daño cerebral adquirido y para conseguir la mejor calidad de vida con las menores consecuencias para los niños que sufren estos episodios.