Charlas conmigo misma: «Día del Docente»

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 14 segundos

(Esperanza Mena) Dicen que ayer fue el día del Docente, y yo digo que un solo día no es suficiente para agradecer lo que hacen los maestros y maestras.

Yo no tuve la suerte de tener uno; en mis tiempos poca gente acudía a la escuela, aunque yo tuve el mejor profesor: ¡mi padre! A él le debo todo lo que soy y sé. Pero tengo que reconocer la gran labor que hacen, y pienso que hoy en día los padres les exigen demasiada responsabilidad e ellos.

No es de su incumbencia la educación de sus hijos; ellos enseñan otras materias para que cada uno luego elija lo que quiere ser en la vida.

La verdadera educación se tiene que dar en el hogar. Hay que enseñarles sobre todo a ser buenas personas y respetar a los demás. Pero flaco favor les hacemos a nuestros hijos esperando que otros hagan lo que nosotros debemos hacer.

Hoy en día es un privilegio que, por fin, puedan estudiar tanto ricos como pobres (que ya era hora), solo que no sabemos, o no queremos, aprovechar todo lo que tenemos, pues mucho estudio sí, pero cada día se ve menos ética y menos moral en la calle. ¿A dónde fue ese ¡gracias! o buenos días?

Ya nadie respeta a nadie; todo vale en pro de la libertad de expresión y yo no lo entiendo. Será que ya estoy muy mayor y me niego a tanto libertinaje.

QUERIDO DOCENTE

Eres tú quien hace grandes
a pequeños y mayores;
les enseñas a ser grandes
y a ser personas mejores.

La historia, la geografía,
matemáticas enseñas,
y las reglas que no falten
igual que la aritmética.

El arte, una materia especial,
nos enseña a comprender
y admirar la belleza…
que otros dejaron atrás.

Los pintores, escultores,
los poetas y escritores,
dejaron ellos su impronta
sobre todo a los lectores.

Sois diccionario ambulante;
no hay tema que se os escape
para enseñar al alumno
cómo seguir adelante.

Esa es vuestra tarea,
la que hacéis con mucho amor.
Le pese a quien más le pese
el docente es el mejor.

Por eso yo humildemente
las gracias les quiero dar,
aunque no tuve ninguno
cada día aprendo más.