La ciencia de la ruleta del casino

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La ruleta es uno de los pocos juegos de azar de casino cuyo resultado depende del encadenamiento de una serie de hechos en lugar de un único predeterminado como puede ser tirar de la palanca de la máquina tragaperras, uno de los juegos más populares que se pueden encontrar en los casinos online. Por este motivo, los jugadores tienen entre 10 y 20 segundos aproximadamente para intentar descifrar y predecir la llegada de la pequeña bola a un determinado compartimento numérico de la ruleta con unas pequeñas ecuaciones matemáticas. A priori parece una tarea sencilla, al menos en el aspecto teórico, pero ponerlo en práctica ya son palabras mayores.

La historia está llena de pioneros que han intentado desvelar los secretos de la ruleta con la aplicación de la física. Jugadores que han quebrantado las leyes del juego aprovechándose de los pequeños desequilibrios o defectos físicos existentes en la construcción de las ruletas presentes en los casinos tradicionales, aunque algunos con más suerte que otros. El caso de la familia Pelayo en la década de los años 90 es uno de los más representativos en la historia de la ruleta. Sin embargo, un pequeño grupo de matemáticos conocidos como los Eudaemons ya habían atemorizado varias décadas antes a los casinos con la aplicación de sus conceptos científicos.

En busca de la felicidad en el casino

El eudemonismo es una corriente ética y un concepto filosófico que alcanzó su plena manifestación en la antigua Grecia con filósofos como Demócrito, Sócrates o Aristóteles. Un concepto filosófico que justifica cualquier método utilizado por una persona siempre que su objetivo sea alcanzar la felicidad. Según el eudemonismo, el principal motivo de la conducta del ser humano es el anhelo de la felicidad, ya sea individual o colectiva. Este término marcará el camino de los matemáticos que componían el grupo conocido como los Eudaemons en su aventura en busca de la felicidad en la ruleta de los casinos.

El equipo Eudaemons se formó en 1970 por un pequeño grupo de estudiantes de física de la Universidad de California en Santa Cruz liderados por J. Doyne Farmer y Norman Packard. La propia universidad había comenzado anteriormente una serie de estudios estadísticos para conocer los métodos para ganar a la ruleta en los casinos. La propia ruleta que había comprado la escuela para llevar a cabo estos estudios fue la utilizada por Farmer y Packard en sus primeras investigaciones, que tenían como principal objetivo encontrar la fórmula científica para vencer a la ruleta, como siguen intentando muchos jugadores actualmente en la moderna ruleta de 888 que se puede disfrutar en el casino online desde cualquier dispositivo electrónico. Posteriormente, estos estudios derivaron en métodos que incluían trampas en los casinos.

Los estudiantes de física realizaron una exhaustiva investigación en la que descubrieron que podían predecir el lugar donde caería la boca mediante funciones trigonométricas, es decir, las funciones derivadas de las razones trigonométricas de un ángulo, y una serie de variables interdependientes como el período de rotación del cilindro y el período de rotación. Además, Farmer y Packard utilizaron una cámara y un osciloscopio para realizar un seguimiento completo del movimiento de la rueda de la ruleta. Con todos estos elementos consiguieron averiguar la desaceleración de la ruleta y de la bola, reduciendo considerablemente las probabilidades de perder.

Tecnología y ciencia para derrotar a la ruleta

Los cálculos necesarios para descubrir la desaceleración de la ruleta y de la bola eran realmente complejos, por lo que decidieron diseñar un ordenador específico que realizara ese trabajo. La construcción del aparato tuvo lugar en un sótano de Avenue Riverside, en la ciudad de Santa Cruz, en el estado de California. El ordenador no podía ser de un tamaño normal, ya que necesitaban utilizarlo en el interior de un casino físico para llevar a cabo el experimento en tiempo real. De esta forma, Farmer y Packard decidieron diseñar un pequeño ordenador, que llevaba incorporado un microprocesador MOS 6502 y unas baterías con dos horas de duración, y que se podía ocultar en un simple zapato.

Fuente: https://www.anfrix.com

El jugador podía introducir los datos correspondientes al periodo de giro de la ruleta y al periodo de giro de la bola presionando un microinterruptor con el dedo gordo del pie. A su vez, el propio ordenador devolvía una predicción sobre los octantes donde podría caer la bola transmitiendo una pequeña señal eléctrica mediante tres solenoides vibradores conectados al torso del jugador. Dependiendo de la posición donde sintiera la vibración se debía apostar a un determinado octeto u otro, por lo que aumentaban considerablemente las probabilidades de adivinar el octante exacto donde caería la bola lanzada por el croupier.

Unas ganancias en torno al 44% de las apuestas realizadas

Dos años después de comenzar el proyecto del ordenador, el grupo decidió ponerlo en práctica en Las Vegas, la ciudad del juego. Todos los componentes sabían que estaban cometiendo una ilegalidad, pero eran los Eudaemons, por lo que pensaban que este método estaba justificado con su objetivo de la felicidad, que no era otro que financiar a la comunidad científica con el dinero que ganaran en los casinos. Sin embargo, decidieron dividir el trabajo en grupos de dos personas para evitar sospechas. Uno de ellos tendría la función de observador y sería el encargado de introducir los datos dentro del ordenador, mientras que el otro componente recibiría la señal proporcionada por el ordenador y realizaría las apuestas.

El grupo de estudiantes de física consiguió unas ganancias en torno al 44% de las apuestas que realizaron en los casinos. Un éxito que fue efímero, ya que los integrantes del grupo fueron abandonando el proyecto al cabo del tiempo debido a la falta de tiempo para compatibilizar estas funciones con los estudios. El juego no fue nunca el principal objetivo de los Eudaemons, sino que lo vieron siempre como un simple experimento científico para demostrar que eran capaces de derrotar a la ruleta. Unos estudiantes que fueron pioneros en la creación de sistemas para quebrar la ruleta. Un camino que han intentado continuar un gran número de jugadores, aunque la mayoría de ellos sin éxito.