Los extremos nunca fueron buenos

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(Anna Cano/ Estudiante de Periodismo en la Universidad de Málaga) El dos de diciembre ha sido un día negro en la historia andaluza: la suma de los partidos de derecha, si consigue pactar, obtendrá mayoría absoluta.

El dato más preocupante es que un partido de fanáticos de ultraderecha como Vox haya obtenido por primera vez representación parlamentaria. Es la prueba de un pueblo ignorante sin memoria histórica, teniendo en cuenta que muchos ciudadanos tuvieron que emigrar al extranjero para poder alimentar a sus familias.

¿Acaso hemos olvidado todas las atrocidades que se cometieron contra el pueblo español durante el franquismo? ¿A estas alturas aún no nos hemos dado cuenta que el patriotismo solo sirve para someter a las masas?

La sombra de los partidos radicales comienza a expandirse por el mundo occidental. Un fenómeno curioso que se nutre de la situación desesperada de las personas en tiempos de crisis. El partido nazi alemán consiguió tanto apoyo gracias a la situación desalentadora por la que pasó el país después de la Primera Guerra Mundial.

Lo radical parece una buena solución temporal, pero no debemos olvidar nuestro pasado. No debemos olvidar los extremos hasta los que es capaz de llegar la humanidad. No debemos repetir los mismos errores del pasado.

Dīvide et īmpera, divide y vencerás: siempre es más fácil buscar un cabeza de turco al que achacarle todos los males (los judíos en Alemania, los comunistas en Estados Unidos y ahora, los musulmanes o inmigrantes ilegales en Occidente), hacer circular información falsa o bulos, manipular los medios y dejar que el odio de un pueblo analfabeta haga el resto.

No os dejéis engañar a favor de los intereses de quienes realmente mueven los hilos, al fin y al cabo, nuestro mundo pertenece a las grandes corporaciones: ese 1% del planeta que acumula las mismas riquezas que el 99% restante de la población. Para ellos siempre seremos carne de cañón y son los verdaderos responsables de que nuestra situación sea lamentable.

Los subsaharianos y musulmanes solo buscan, al igual que muchas familias andaluzas en el pasado, una vida mejor.

Basta ya de tanto odio, basta de enorgullecernos de nuestra bandera como unos borregos (esa bandera que el día de mañana se puede convertir en nuestra propia soga) y tengamos un poco de sentido común. No nos dejemos manipular.

Ya no se trata de izquierdas o derechas, se trata de la necesidad de un partido político que defienda los intereses de la ciudadanía. Dejando las ideologías a un lado, todos tenemos las mismas necesidades y solo queremos tener un nivel de vida aceptable.

El día que nuestros políticos entiendan esto, ya no se dará tanta abstención en los votos.

“La autoconciencia ha sustituido a la conciencia de clase, la conciencia narcisista sustituye la conciencia política.” Gilles Lipovetsky.