“Adagios XIII de Juan de Portoplano”

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                       Creo que si Juan de Mairena y Juan de Portoplano se juntasen en algún café de las Españas, creo que se entenderían y se apreciarían, creo que si se hubiesen juntado alguna vez, o algunas veces, el autor de Juan de Mairena y el autor de Juan de Portoplano, creo que se habrían entendido y apreciado y comprendido. Pero ni una cosa, ni otra es posible, porque el tiempo, sea lo que sea, de momento no puede volver atrás. Uno, uno puede leer lo que uno del pasado pudo escribir algo pensar, pero el otro, nunca podrá releer lo que uno del futuro está intentando construir.

                        – Hemos, alguno querido buscar y encontrar lo esencial en lo esencial, lo esencial en lo accidental, y han pasado los lustros de soles, y no sabemos si hemos hallado ni lo esencial, ni lo accidental. No sabemos el valor de las piedras de colores que hemos ido juntando, porque si a los demás, no les gustan, no sabemos ya valorar esos colores y esas gemas o esos materiales.

                        – Es fácil reventar a un animal, es llevarlo más allá de su resistencia física y psicológica. Existen personas, que son especialistas en reventar a otras personas, personas o colectivos o grupos o ideologías.

                        – Se machaca tanto a una persona, que ya no sabe como juntar los trozos de sus carnes y de su mente y de su alma. Eso es lo que hacen algunas personas, con sonrisas o con enfados. Pero lo peor, es que los de alrededor, a veces, estiman más a los verdugos, que a las victimas.

                        – Llega un momento en el existir humano, que surge de lo más profundo de cada ser, la pregunta o convicción, si ha tenido éxito en la vida o no. Cada uno se da una respuesta. Siempre quedan metas a conseguir, porque las necesidades y pasiones humanas son casi ilimitadas. Pero cada uno se da una solución. Hay está la tragedia y la grandeza humana. El que siente que ha aprobado la vida, aunque le falten cosas, puede vivir los últimos inviernos con sosiego, el que siente que ha perdido, vive las últimas primaveras con desazón, con una tristeza en mayor o menor grado profunda, esencial o accidental. Como escribidores, tenemos que narrar tantos estados diferentes de la conciencia, pero a todos, quisiéramos sosegarlos un poco, decirles que no están solos, que como ellos o ellas, hay muchas personas. Que hay que seguir viviendo y respirando, porque aunque no se crean importantes, el mundo los necesita, aunque estén en una cama sin poder moverse, todavía los necesitan, todavía necesitan estar en el mundo.

                        – Hemos intentado ahondar con fragmentos, pequeños fragmentos, de todo lo real, imaginario y simbólico, material y espiritual y cultural, y con esos fragmentos, fragmentos de palabras o fragmentos de colores-pinturas, intentar indagar sobre casi todo, porque decir todo, sería una soberbia y vanidad, pero si sobre miles de temas y cuestiones, que parecen descabezados, pero que unidos forman miles de imágenes-posibilidades.

                        – Ni estás fuera del círculo, ni dentro, ni estás fuera del pentágono, ni dentro, estás en el borde, ni siquiera en el borde, sino tocando o rozando el borde por dentro o por fuera, según que cuestión.

                        – Ni te acogen los cultos, como uno de ellos, porque tu profesión laboral, es muy modesta, ni te acogen los estratos similares a tu oficio profesional, porque tus preguntas y tus miradas están desde otras ópticas. No sabes si estás debajo de la montaña viendo el castillo en lo alto, o estás en lo alto de la torre de la atalaya percibiendo el horizonte del valle.

                        – Corregir y manosear mucho las palabras o los colores sobre la superficie, tiene muchas ventajas, pero también mostrar piedras, con orden y desorden al mismo tiempo, sin retocar demasiado las manos, ni las superficies, también, si uno está atento, muestran muchas aristas escondidas de la humanidad. Puedes escoger una de las dos estéticas o ambas. Usted sabrá y usted conocerá.

                        – Te han ido reventando poco a poco, en el altar del sacrificio y del deber, y ahora, te sientes, perdido frente a la piedra, en una agonía-angustia, que no es tan enorme como la pasión del Nazareno, pero que tiene algunos elementos similares, aunque en pequeño. Pero llegará la resurrección en esta vida o en la otra.

                        – Ha sido tan importante en estas décadas, tener un cartón pequeño, con algunos sellos, ha sido determinante, para que algunos asciendan por carreteras con placeres, y otros, se hayan quedado abajo en el valle. Pero esto, esto no ha sucedido, esto es un producto imaginario, esto no es real. Esto es mentira, es una hipocresía del perdedor o perdedora.

                        – No te ofendas tanto, no tengas tanto rencor e inquina, al hacedor de estas frases, sean correctas o incorrectas, solo son de un ser, que como tú, ha buscado pequeñas alegrías, y se ha encontrado, muchas veces, con grandes penas. Ya es bastante ser consciente de ello, no tienes que echarle más pena y una sentencia más dura. Al final, si encuentra una verdad o una utilidad en alguna frase, puede que favorezca a tu biznieto no nacido, por tanto, no le pongas más zancadillas, porque está pensando por el bien de tu biznieta que todavía no ha nacido…

            http://twitter.com/jmmcaminero                    © jmm caminero (13 febrero-13 abril 2018 cr).

Fin artículo 1.200º: “Adagios XIII de Juan de Portoplano”.