La hermosa tradición de la Virgen de la Candelaria sigue más viva que nunca

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Numerosas personas asistieron a la bendición en la iglesia de los niños y niñas nacidos el año pasado, el reparto de roscas, la procesión de la imagen y la hoguera en la plaza del Arroyo Blanquillo, donde hubo cánticos, juegos populares y reparto de masa frita con chocolate

(Prensa Ayto Alh Torre) La celebración de la Virgen de la Candelaria, una de las tradiciones más hermosas y populares de Alhaurín de la Torre, demostró ayer que sigue más viva que nunca. Cientos de personas quisieron sumarse a estos actos, que se ha mantenido vigente a lo largo de muchos años gracias al trabajo de la asociación de vecinos del mismo nombre, con el apoyo del Ayuntamiento. Tras la ofrenda de roscas de pan a la Virgen en la jornada anterior, ayer tuvo lugar la bendición en la iglesia de San Sebastián de los niños y niñas nacidos en 2017.

Al menos medio centenar de familias quisieron acercarse al templo, en el que estuvo presente una representación de la Corporación Municipal encabezada por el alcalde, Joaquín Villanova. Posteriormente tuvo lugar la bella procesión desde la parroquia hasta la plaza del Arroyo Blanquillo, con las mujeres portando el trono con paso elegante y firme. Una vez en la plaza, como es costumbre se encendió la hoguera y hubo tiempo para los cánticos y juegos populares. Como todos los años, un dispositivo de seguridad y Protección Civil se encargaron de velar por que todo se desarrollara con normalidad.

La asociación y El Blasón del Biberón y la Concejalía de Fiestas del Consistorio repartieron masa frita con chocolate entre todos los presentes. Ya con noche cerrada, tuvo lugar el desfile de regreso de la Virgen al templo y la misa. Inicialmente la fiesta de la Candelaria o de la Luz tuvo su origen en el Oriente con el nombre del Encuentro, posteriormente se extendió a Occidente en el siglo I, llegando a celebrarse en Roma con un carácter penitencial. Aunque, según otros investigadores, esta fiesta tuvo su origen en la antigua Roma, donde la procesión de las candelas formaba parte de la fiesta de las Lupercales. La tradición, que se celebra cada 2 de febrero, rememora el episodio bíblico de la presentación de Jesús en el Templo y cuenta con numerosos devotos.