“Creadores: Bergamín”

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                         José Bergamín Gutiérrez, Madrid, 1895, + Fuenterrabía, 1983. Fue un escritor español, que cultivó la poesía, el ensayo, el teatro, el aforismo, la edición, fue una persona en cierto grado polémica y poliédrica durante toda su existencia, y tuvo que atravesar los avatares de Europa y de España del siglo XX, con sus luces y con sus sombras.

                        – Intentó reconciliar, diríamos extremos, sintetizar o armonizar, puntos o ideologías o concepciones diferentes con la percepción de la realidad del momento, cosa que demasiadas veces, no consiguió, no sabemos si por ideología en sí, o si por personalidad psicológica.

                        Función que por otro lado, es la labor del intelectual-pensador-artista-escritor-científico, aunar-unir-sintetizar-combinar-crear puentes entre diversas ideologías-filosofías-metafísicas de su época o de su tiempo. Esta es una de las labores de las humanidades y de los humanistas, siempre ha sido así, a veces, lo consiguen, muchas veces no. En el caso de nuestro autor, o jugaba a diferentes juegos al mismo tiempo, o al menos, parece que no lo consiguió demasiadas veces…

                        – En el misterio de la crítica de la literatura, de la teoría de la literatura, en el misterio de incluir a unos en unas generaciones y a otros, en otras, o a la mayoría en ninguna, en el caso de Bergamín, el se consideraba de la generación del 27, pero se le incluye en la del 14, pero quizás esto nos pueda servir para reflexionar, sobre un tema muy controvertido, y que no gusta que se toque.

                        En cada época o tiempo, coetáneos a una generación existen cientos o miles de otros autores, repartidos por toda esa misma geografía, atravesando los mismos vericuetos sociohistóricos y socioculturales, ciertamente, con estéticas diferentes, a “unos, se les incluye, y se van seleccionando sus obras, y se van engrandeciendo sus figuras, por lo general”, a otros, la inmensa mayoría se les olvida, cuándo no se les silencia y cuándo no se les margina, con el tiempo, perdiéndose su producción, su recuerdo, su obra, su nombre.

                        Entre tantas injusticias e iniquidades que las letras intentan remediar, bien harían en resolver ésta. No hay que decir, que hoy, archivos virtuales permitirían en cada territorio equis, incluir, a todos los autores de una especialidad, sea la que sea, sea poesía o diseño o matemáticas o física o filosofía, y que el futuro, en el futuro, generaciones futuras, con más sosiego, recuperen o seleccionen o estudien o maticen, según sus pareceres. Pero no como hasta ahora, se va destruyendo el trabajo, por el tiempo y otras realidades, en cada momento, muchas veces, ni salen de los cajones de madera o del vientre del ordenador, la producción de una persona, o apenas casi nada. Después no hay nada que recuperar, porque todo se ha ido perdiendo o casi todo…

                        – En el aforismo Bergamín intentó sintetizar o simetrizar, podríamos indicar, pasión-pulsiones e inteligencia-razón-cultura. El aforismo, en general, el fragmento, la frase corta, el párrafo es un género didáctico prosístico, que no es demasiado valorado en la Piel de Toro, pero debemos aceptar, que al final, en el fondo, todo ser humano cree en diez o doce grandes ideas-eslóganes-máximas que constituyen toda la arquitectura de su psicología y de su ideología.

                        Quizás, si nos mirásemos un poco más a nosotros mismos, si tuviésemos tiempo, si nos diésemos tiempo y espacio, para pensarnos y repensarnos a nosotros mismos, quizás, quizás entonces podríamos entendernos y comprendernos, que estamos hechos de un manojo de ideas, que no diremos que son máximas-axiomas, pero lo son, decimos que son ideales, que también lo son, pero son enunciados o principios, que en vez de ser los de Euclides, son antropológicos-filosóficos-metafísicos-políticos-culturales-económicos-psicológicos y etc., en definitiva una combinación de todos los aspectos de la realidad. Eso podría constituir nuestra personalidad psicológico-cultural-ideológica.

                        – ¿Por qué una frase, en un momento determinado, una idea-frase-concepto-máxima, en un momento determinado es como una enorme revelación-luz que nos permite entender-comprender lo que somos, lo que podemos ser, lo que estamos y lo que podemos estar?

                        ¿Me pregunto muchas veces, si al no dar importancia a una realidad, pongamos por caso a la poesía, pongamos en este caso el aforismo, estamos aboliendo de nosotros mismos, sistemas de interpretación más correctos de nosotros mismos, de la realidad exterior, de ese mundo que somos, una mezcla de interior-exterior…? ¿Nos negamos a pensar, nos negamos a repensar…?

                        No tengo influencia, ni deseo tenerla, para cambiar la mentalidad, en nada, a nadie, ni menos a ningún colectivo o sociedad. Solo puedo indicar que quizás, si consumiésemos más fragmentos-frases-aforismos-adagios-máximas-sentencias, todo ese combinado de subgéneros del género pequeño literario-filosófico, quizás, quizás podríamos intuir la realidad más profundamente. Ciertamente, después hay que realizar un trabajo de complemento o completariedad o complementariedad, es decir, el aforismo-fragmento es como los pilares del edificio, después hay que irlo rellenando, buscando razones a favor y en contra, datos a favor o en contra, sugerencias a favor o en contra, argumentos a favor o en contra…

                        – Creo que de Bergamín, deberíamos aprender y aprehender, que la sociedad debe intentar buscar la paz, la paz sociopolítica, que necesitamos la paz, porque la paz es el único instrumento para las pequeñas felicidades humanas, porque sin la paz, los humanos y los colectivos se sitúan unos frente a otros, como decía Francisco de Sales, parafraseándolo, “la guerra trae muchos muertos y sufrimientos, pero sobretodo crea muchos malos”.

                        Pero no olvidemos que antes de toda guerra, históricamente ha sido así, casi siempre antes, se producen conflictos sociopolíticos, socioideológicos, socioeconómicos, socioculturales graves. Por eso es tan necesario, en estos tiempos y en estos momentos la paz, cuándo una persona cae enferma, la curación después, es lenta y dolorosa, si es que se produce la curación, en lo social sucede lo mismo.

                        Para terminar recordemos dos aforismos de Bergamín: “El aforismo no es breve, es inconmensurable”. O éste otro: “El perdón es una ratificación moral del olvido”. Paz y bien para todos.

            http://filosliterarte.blogspot.com.es   © jmm caminero (07 abril-18 mayo 2018 cr).

Fin artículo 1.236º: “Creadores: Bergamín”.